Metodología de la escritura terapéutica
Para poder sacarle provecho a la escritura terapéutica como herramienta debemos seguir una metodología concreta. No se trata solo de escribir libremente en el papel, ya que entonces, como ya hemos visto, estamos haciendo uso de la escritura expresiva pero sin llegar a aprovechar todos sus beneficios terapéuticos.
Si queremos hacer un trabajo de sanación, de liberación, de cambio y conseguir que la escritura nos ayude a avanzar tenemos que ser conscientes de que nuestros ejercicios terapéuticos constan de dos partes: la de escribir propiamente dicho y la segunda que viene detrás que es reflexionar sobre lo escrito (que habitualmente también suele hacerse por escrito, por cierto).
En definitiva, como una amiga mía lo describió una vez, la escritura terapéutica es como ponerse a ordenar el armario. Una vez has terminado de escribir te enfrentas a ese “montón de ropa” desordenada encima de tu cama, y ahora viene la segunda parte: el paciente ejercicio de doblarla, clasificarla y volver a guardarla ordenadamente en tu armario.
Las dos fases en un ejercicio de escritura terapéutica
Como acabamos de ver, la herramienta de la escritura terapéutica no consiste solamente en escribir sobre tus emociones, ya que entonces nos quedaríamos en el nivel de la escritura expresiva que consiste simplemente en poner por escrito nuestras emociones pero sin abordar el tema de resolverlas.
La escritura terapéutica va un paso más allá de eso. Por eso, el primer paso consiste en escribir sobre lo que te preocupa, pero el segundo es analizar lo escrito, afrontarlo, aceptarlo o en caso necesario buscar soluciones.
Por lo tanto, podríamos decir que para que un ejercicio de escritura sea realmente terapéutico tenemos que cumplir con estas dos fases:
: : La primera fase o fase de escritura expresiva que consiste, obviamente, en escribir sobre eso que te preocupa o ese conflicto interno sobre el que quieres trabajar. Aquí puedes o no guiarte por ejercicios o indicaciones o simplemente abordar un tema que necesitas sacarte de la cabeza.
: : La segunda fase o fase de reflexión sobre lo escrito que, como hemos visto más arriba, consiste en hacer un ejercicio de autorreflexión sobre lo escrito. ¿Por qué hay que hacer esto? Porque si no corremos el riesgo de quedarnos anclados en el conflicto, sin encontrar la manera de ir un paso más allá y salir del bucle. ¿Quién no ha tenido un amigo que habla obsesivamente de un problema que tiene, pero nunca consigue superarlo? Esto es una prueba de que simplemente hablar de los problemas emocionales no los soluciona. Hay que ir un paso más allá. Con la escritura terapéutica pasa lo mismo: primero viene la fase de escritura, pero después la de «edición».

El uso de “prompts” o indicaciones
Lanzarse a escribir es complicado. Y aún lo es más si se trata de escribir sobre tus emociones y explorar tu mundo interior. Además, ya sabemos que para sacar los mayores beneficios terapéuticos de la escritura, también tenemos que realizar un trabajo posterior sobre lo que hemos escrito.
Por todo ello, es muy recomendable utilizar “prompts” o ejercicios que nos indican sobre qué escribir, para qué sirve el ejercicio que estamos realizando y algunos también nos dan indicaciones posteriores para reflexionar al terminar de escribir y sacar conclusiones. Sobre este punto tengo que añadir que no todos abordan esta cuestión y a veces solo indican sobre qué tienes que escribir. En estos casos es recomendable añadir por tu cuenta una última fase de reflexión sobre lo escrito para cerrar el ejercicio.
Dependiendo de su formato, los prompts pueden ser listas, cartas no enviadas, etc. Existen innumerables técnicas para dar forma al tema que queremos tratar. Si nos centramos en el aspecto o tema en que vamos a trabajar, pueden estar destinados a mejorar la autoestima, gestionar la ansiedad, etc. Según el área específica de tu vida que quieras trabajar, pueden estar enfocados en el campo laboral, las relaciones familiares, etc.
Además, en la práctica podríamos decir que “cada prompt es un mundo”, ya que muchas veces abarcan diferentes aspectos a la vez. Por ejemplo, si estás trabajando con la sanación de tu niño/a interior, seguramente aparecerán diversos aspectos mezclados en el mismo ejercicio.

¿Y si prefiero escribir sin guiarme por prompts o ejercicios?
Por supuesto, también puedes sentirte más cómodo escribiendo a tu manera, sobre el tema que te esté preocupando o que quieras explorar en cada momento. ¡No hay ninguna ley que diga que tenemos que ceñirnos a ejercicios prediseñados! Estos solamente sirven como guía para inspirarte.
Puedes escribir sobre cualquier cosa que desees “descargar” de tu mente. Si ya tienes claro lo que es sin falta de echar mano de ninguna indicación, mucho mejor. La única regla que sí debes seguir aunque no uses prompts ni ejercicios es tener claro sobre qué vas a escribir y por qué, y que no olvides que la escritura terapéutica tiene dos fases: es importante que dediques unos minutos de reflexión posterior para releer lo escrito, analizarlo y sacar conclusiones.
¡Empezamos!
Ahora que ya sabes cómo funcionan las pautas para sacar el máximo provecho de la escritura como herramienta terapéutica, solo te queda ponerte a escribir. Te recomiendo que leas el artículo «Primeros pasos en la escritura terapéutica«, donde te explico cómo crear un espacio tranquilo para escribir. Si necesitas inspiración, echa un vistazo a los ejercicios e indicaciones que propongo en el blog y elige los que más te interesen.