¿Y tú, para qué escribes? La finalidad de la escritura

Aunque no deje de ser un juego de palabras, no es lo mismo hablar de por qué escribes y para qué escribes. Puedes escribir para ti mismo o para otros, para contar historias o para informar de hechos, para entretener(te) o para desahogarte.

Ficción y no ficción

Una primera distinción entre dos grandes áreas de la escritura es la diferencia entre la ficción y no ficción. La escritura de ficción se sitúa en un mundo imaginario, con personajes ficticios, aunque puede estar basada en hechos y personas reales. La escritura de no ficción, sin embargo, tiene la intención de ser divulgativa, de informar más que de narrar.  

En líneas generales las obras literarias, como novelas y relatos, son ejemplos de escritura de ficción, mientras que la literatura científica o el periodismo son ejemplos de escritura de no ficción.

En este blog nos centramos en dos aplicaciones concretas de la escritura: la escritura creativa y el journaling. Pero, ¿en qué en qué consiste exactamente cada una de ellas?

Escritura creativa: el arte de escribir historias

Podemos escribir simplemente para crear historias y personajes. En este caso estamos hablando de escritura creativa: la escritura es un fin en sí mismo.

Al contrario de lo que muchos piensan, el arte de contar historias no consiste solamente en ponerse a escribir y dejar que todo fluya por sí solo. Es necesario tener una buena historia que contar, y por otro lado conocer y dominar mínimamente las técnicas narrativas, es decir, saber cómo contarla.

Todos hemos leído alguna vez una novela con un argumento muy interesante, pero que no nos acabó de enganchar. ¿Por qué? Probablemente porque la técnica no estaba muy trabajada: los personajes no tenían profundidad o el arco narrativo era demasiado “plano”. El escritor tuvo una buena idea, un chispazo creativo, pero no acabó de encontrar la forma de transmitir su historia.

Seguramente alguna vez también te habrás encontrado con el caso contrario: un relato con una prosa impecable, personajes con profundidad, un viaje del héroe de manual y sin embargo… la historia que contaba estaba más vista “que el tebeo”. Le faltaba originalidad.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que dominar la escritura creativa consiste al cincuenta por ciento en tener un buen fondo (una buena historia que contar) y darle una buena forma (una estructura correcta).

«El fondo es lo que cuentas y la forma, cómo lo cuentas»

En los talleres de creación literaria se imparten clases de técnicas narrativas y teoría literaria, además de practicar lo aprendido y crear textos aplicando estos conocimientos.

Ahora bien, lamentablemente solo podemos aprender en clase ese 50 % que consiste en la técnica, la forma que le damos a nuestra historia. ¿Pero qué pasa con el otro 50 %, el fondo de la historia, el argumento o el contenido? La mala noticia es que eso no se aprende en ningún taller o escuela. Depende mucho de que te llegue la inspiración para contar una buena historia.

Según algunos autores como Julia Cameron, el escritor (o el artista en general) es solo un canal a través del que el Universo se expresa. Según la mitología griega, eran las musas las que le “soplaban” al oído las ideas al artista. Hoy en día se sigue hablando de musa como la persona u objeto que le aporta inspiración a un artista.

Independientemente de que sean las musas o el Universo quienes están detrás de nuestras creaciones, la buena noticia es que la inspiración, si bien no se puede forzar, sí se puede salir a buscar con recursos como los disparadores creativos.

Journaling: la escritura como herramienta personal

También podemos utilizar la escritura como herramienta para conseguir otros propósitos: por ejemplo con fines publicitarios, como es el copywriting o como herramienta de información como un artículo periodístico o de divulgación científica.

Pero, ¿y cuando escribes para ti mismo? ¿Cuándo no quieres crear historias de ficción ni compartir información ni persuadir a otros? Aquí es cuando entra en escena una palabra muy de moda, que es el journaling.

Escribir en un diario es una práctica de toda la vida, pero hacer journaling va un paso más allá de eso. Aunque el journaling es un tipo de escritura íntima, que en principio no tiene la finalidad de compartirse con terceros, no consiste simplemente en hacer un “log” de tus avatares diarios.

Por ejemplo podemos usar la técnica del journaling como método terapéutico o un Bullet Journal para organizarnos el día a día y gestionar nuestro tiempo. Este tipo de diarios también puede ser más o menos artístico, más o menos creativo, basarse en la palabra escrita o usarla como punto de apoyo a un tipo de expresión más visual, como el dibujo o la fotografía…

Otra característica que diferencia un journal, sea del tipo que sea, del diario convencional, es que no es una práctica diaria, sino que se acudes a tu journal cuando estás inspirado o cuando lo necesitas. Dependiendo del tipo de journal que hayas iniciado, puedes plasmar en él sentimientos y emociones, ideas y proyectos, reflexiones, citas, listas de libros y películas que has leído… Además el journaling suele ser un método analógico, es decir, un cuaderno físico y real, en el que nos expresamos escribiendo a mano.

¿Y tú, para qué escribes?

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